Hace unos meses, conocí a Laura, una madre de dos pequeños, Thiago y Valentina. Su esposo, Marco, era un hombre trabajador, dedicado y protector. Siempre hablaba del futuro, de los planes para darle a su familia una vida sin preocupaciones.

Pero la vida a veces nos toma por sorpresa. Un día, Marco ya no volvió a casa. Un accidente inesperado cambió todo en un instante.

El dolor fue inmenso, pero con el paso de los días, Laura enfrentó algo más que nadie lo piensa hasta que sucede y es real: la incertidumbre. Las cuentas seguían llegando, el colegio de los niños debía pagarse, la comida, los servicios básicos, la casa… Todo lo que Marco sostenía con su esfuerzo, ahora recaía sobre Laura y esto te puede pasar a ti.

En una conversación, con los ojos llenos de lágrimas, me dijo:

“Siempre creímos que aún teníamos tiempo para planear el futuro, viajes, diversión, paseos con nuestros hijos, lo pensamos en todo… Pero el futuro llegó antes de lo esperado y de forma inesperada y eso, no lo habíamos pensado.”

Ese día entendí algo importante: muchas familias viven confiando en que todo estará bien, pero pocas se preparan realmente para lo inesperado y más aún para sucesos imprevistos.

Y así como Laura me contó: que nunca pensé en esto… y que jamás imagino que todo podía cambiar tan rápido de la noche a la mañana.

Aquí es donde quiero hacerte una pregunta sincera, a ti que estas leyendo esto

¿Te has detenido a pensar, qué pasaría con tu familia si un día ya no estás?

Es un pensamiento difícil, lo sé. Pero justamente por eso, quiero que lo pienses por un momento y quiero ofrecerte algo que puede darte tranquilidad para ti y tu familia:

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Porque el amor verdadero no solo se demuestra en vida… también se planea para el futuro.